viernes, 3 de julio de 2009

San Gregorio Palamás (y 4)


San Gregorio Palamás.
Tres elementos pertenecen a Dios: la esencia, la energía y la tríada de las divinas Hipóstasis. (PG 151, 1173B)
Los apelativos propios de las Hipóstasis divinas son comunes a las energías, mientras que los apelativos comunes a las Hipóstasis son particulares de cada una de las energías divinas. Así, la vida es un apelativo común al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, pero la presciencia no es llamada vida, como tampoco lo son la simplicidad ni la inmutabilidad, ni ninguna otra energía. Cada una de estas realidades que hemos enumerado pertenecen al mismo tiempo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, pero sólo pertenecen a una Única energía, y no a todas; de hecho, cada realidad sólo tiene una significación. A la inversa, Padre es el apelativo propio de una Única Hipóstasis, pero Se manifiesta en todas las energías... Lo mismo ocurre con los apelativos Hijo y Espíritu Santo. Así, puesto que Dios en su integralidad se Encarnó íntegramente, de manera inmutable, unió al Todo de Sí mismo, la naturaleza divina, con todas sus potencias y energías en una de las Hipóstasis divinas. De la misma manera, por cada una de sus energías, participamos en el todo de Dios... Padre, Hijo y Espíritu Santo. (Contra Akindynos, V, 27)
El Espíritu del Logos es un indecible amor del Padre por el mismo Logos que Él engendra de manera indecible; y el Verbo, Hijo bienamado, devuelve este amor al Padre, pero en la medida en que proceden juntos del Padre y en la medida en que este amor reposa sobre él consubstancialmente... Así, el Espíritu es el gozo eterno del Padre y del Hijo, en el que los Tres se complacen. Este gozo es enviado por los dos a los que son dignos de él... pero procede sólo del Padre para existir. (PG 150, 1144-1145)

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