miércoles, 18 de marzo de 2009


“Mira, hijo espiritual, Cristo está invisiblemente aquí presente, esperando tu confesión; no te avergüences, ni asustes, y no escondas ninguno de tus pecados; que tu corazón los confiese para que puedas recibir el perdón de ellos por medio del mismo Cristo. Si tú escondes alguno, sepas que el pecado no confesado, no solamente pesará sobre tu conciencia, sino que quedará escrito, y se descubrirá delante de los ángeles y de los hombres el día del Juicio Final. Y no sólo esto sino que a ese pecado no confesado añadirás aún otro más, el de sacrilegio. Así pues, ya que has venido al médico mira de curarte totalmente y no continuar enfermo, porque sino el mal permanecerá en ti. Has de saber, hijo mío, que según los criterios de este mundo el que revela sus pecados lo hace para ser castigado; pero según el criterio de la confesión el que revela sus pecados lo hace para ser perdonado.”

San Nicodemo Hagiorita

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